por Natalia Ruiz de Olalla / 3 minutos y medio de lectura
En la parte I del artículo, te contaba la historia del gato Mateo. Cuando sus humanos se iban de viaje, a su vuelta se encontraban su orina y sus heces en el sofá y en la cama. Después de comunicar con él, dejó de hacerlo; pero, un tiempo después volvió a las andadas. ¿Quieres saber cuál fue el motivo?
Lo que sucedió
Virginia y Dany se quedaron muy sorprendidos con el cambio de Mateo. En el fondo, no esperaban que pudiera darse tal cambio solo con la comunicación. Aunque en un principio se plantearon traerle una compañera (leer parte I), finalmente, decidieron que no. Lo que hicieron fue pedir a un amigo que fuera a echarle un vistazo si pasaban muchos días fuera y además, pusieron una cámara para vigilarle.
¿Cómo crees que se pudo sentir Mateo cuando pasaba el tiempo y todo seguía igual?
¿Crees que su vuelta a las andadas fue porque no escucharon su petición?
Por su comportamiento inicial tras la comunicación, parece que ésta fue clave para resolver su estrés: dejó de orinarse y de defecar fuera del arenero, era una conducta que llevaba mucho tiempo instaurada en él y no se introdujo ningún otro factor que pudiera haber provocado su desaparición. Mateo sabía que sus humanos ya conocían lo que le sucedía y su posible solución.
Sin embargo, al pasar el tiempo y seguir todo parecido, Mateo comenzó de nuevo a orinar y defecar fuera del arenero cuando se iban de viaje. Era su manera de mostrar su malestar y de pedirles ayuda. Seguía sin gustarle quedarse solo tanto tiempo, aunque de vez en cuando fuera una persona a pasar un rato con él.
Sus humanos volvieron a normalizar su comportamiento, se olvidaron de la comunicación y todo continuó como antes.
Y entonces, ¿cómo ayudar a tu animal cuando no te ha funcionado nada?
No siempre sucede que con una comunicación se soluciona un problema, pero a veces, como en este caso, sucedió. Algo pasó que llevó a Mateo a sentirse más tranquilo y seguro. ¿Te das cuenta de la profundidad e intensidad de una comunicación, de todo lo que se mueve a muchos niveles?
¿Cómo ayudar a tu animal? Siendo más consciente de la importancia del “factor humano”: podrías revisar tu actitud y valorar si hay algo en lo que puedas mejorar para ayudarle.
Este caso es un buen ejemplo de lo importante que es la actitud y el compromiso de las personas que solicitan comunicaciones, ¿no te parece?
Tu compromiso y responsabilidad con la comunicación de tu animal
El acto de la comunicación con un animal es una vivencia muy íntima que se ha de hacer desde el amor y el respeto, con total consciencia y responsabilidad por ambas partes: comunicador y solicitante.
Normalmente, las personas están dispuestas a hacer lo que sea por el bienestar de su animal; pero, también me he encontrado en ocasiones con personas que, aunque les movían buenas intenciones y propósitos, cuando tenían que hacer los cambios o confrontar su manera de gestionar las situaciones, miraban para otro lado y volvían a apuntar al animal como la causa de los problemas.
Algunas personas piden comunicaciones y no se responsabilizan del resultado. Como no les gusta lo que les cuentan o no es lo que se esperaban o continúan mostrándose escépticos ante la comunicación animal, no hacen lo que el animal necesita.
Es muy importante tu compromiso con tu animal cuando vayas a solicitar una comunicación. Tienes que estar en disposición de abrirte a todo lo que se pueda desencadenar a partir de ella y no fallarle.
¿Y si lo que pide es imposible de llevar a cabo? Te preguntarás. Bueno, siempre se pueden hacer aproximaciones que ayuden igualmente a aumentar el bienestar de ambos y a encontrar una buena solución para todos.
La importancia de la apertura y la consciencia: un cambio de mirada
Cuando las personas no hacen sus “deberes”, los problemas persisten y se mantienen en el tiempo. Ya has visto cómo el gato Mateo, a pesar de ofrecer una solución, no fue tenida en cuenta y sus personas decidieron continuar en la misma dinámica antes que introducir cambios en sus vidas.
En cuanto las personas se ponen las pilas, todo empieza a fluir. Si la persona está sinceramente comprometida con el bienestar de su animal, todo empieza a suavizarse, se da la magia. La persona se coloca en el estado del ser, el animal lo capta y empieza a haber mejorías.
Si ves que aunque lo has intentado todo, no te ha funcionado nada, lo que nunca ha de fallar es tu compromiso auténtico, una mayor apertura de tu corazón, un cambio en tu forma de mirarle, de mirarte, de sentir y entender vuestra relación.
Una parte de mi trabajo como comunicadora animal es facilitarte esta apertura, ayudarte a que en ti se dé de forma natural ese cambio en tu mirada, en tu forma de sentirle y de sentirte, favorecer que tu corazón se expanda de tal forma que no te quede más opción que tu compromiso leal y sincero contigo y con tu animal; pero, también has de poner de tu parte.
Tu animal y yo estamos deseando ayudarte, ¿te animas a solicitar una
consulta o a ir más profundo en tu compromiso y asistir a un
curso?