Comunicación Animal

¿Por qué es posible la Comunicación Animal y por qué es posible a distancia?

Seres humanos y animales vivimos inmersos en un campo de información y nuestras estructuras físicas y energéticas están diseñadas para captar, elaborar y emitir información.      
                 
La idea de que la información está presente en la naturaleza es un tema frecuente en la historia de la humanidad, aunque para nuestra cultura occidental es una idea nueva.

La mente educada y modelada por la sociedad actual no está preparada para aceptar como “real” nada que no sea material ni cercano.

La información tiene una realidad propia, es parte del universo físico, un fenómeno de la naturaleza y se considera un “campo”. La evidencia de la existencia de un “campo” se deduce por los efectos que produce. Por ejemplo, no podemos ver el campo gravitatorio, pero sí podemos ver su efecto, las cosas caen al suelo cuando las tiramos. Otro ejemplo, tampoco vemos el campo electromagnético, pero si ponemos un imán cerca de piezas metálicas, vemos cómo se mueven rápidamente hacia el imán.

Hay un campo universal de información en la naturaleza donde la información es generada, conservada y transmitida y vincula a todas sus partes; en el que nada es “local” ni limitado a dónde y cuándo sucede. Todo lo que sucede en una parte afecta (informa) a todas las demás.                                                                                                    
La evidencia de la existencia de ese campo universal de información es la coherencia no local de la naturaleza, es decir la correlación casi instantánea que se da entre las partes o elementos del sistema, ya sea un átomo, un organismo o una galaxia; por ejemplo, entre dos fotones, dos seres humanos, una persona y un perro, una polilla y un gato, un árbol y un insecto, una abeja y una flor, un árbol y un bosque, etc. 

La idea de la existencia de un campo de información universal es muy antigua. Los filósofos de la India decían que el universo entero está compuesto de akasha, que es omnipresente y no se puede percibir, y de prana, el total de las fuerzas del universo; ambas se van mezclando e interaccionando y dan lugar a un universo cíclico, a un metaverso que crea universo tras universo. Curiosamente, ésta es la visión que hoy en día tienen muchos científicos sobre el origen del universo como John Wheeler, Andrei Linde, Fred Hoyle, George Burbidge, J. V. Narlikar, Ilya Prigogine y muchos más.   
 
En un artículo de 1907, Nicola Tesla hablaba de un medio original que rellena el espacio, una especie de campo de fuerza similar al akasha; sin embargo, la mayoría de los físicos de su época no le hicieron caso y adoptaron el modelo de Einstein de espacio-tiempo y su supuesto de localidad. Fue John Bell quien dio la prueba matemática de que nuestra realidad espacio-tiempo es no local. Actualmente, la mayoría de los físicos son conscientes de que el espacio no está vacío, que el vacío cuántico en realidad es un pleno cósmico, muy parecido a ese akasha. 

Ervin Lazslo, filósofo de la ciencia, denomina “in-formación” a ese elemento o conexión sutil, casi instantánea, no evanescente y no energética, entre cosas situadas en ubicaciones diferentes en el espacio y en el tiempo, que vincula los objetos (partículas, átomos, organismos, sistemas, galaxias), a esa información presente en la naturaleza que vincula todas las cosas del universo y que crea una conexión casi instantánea entre ellas. Considera que el campo universal de información se extiende por todo el universo y que transporta patrones de interferencia holográficos de partículas y sistemas a todo el espacio y el tiempo.

Ha recopilado toda una serie de experimentos que observan esa coherencia no local de la naturaleza, de ciencias como la Física, Cosmología, Biología, Psicología y Neurociencias, con los que prueba la existencia de ese campo de información universal o campo A o akáshico, además de sentar las bases de su teoría integral del todo. 

Desde el siglo pasado, se han realizado multitud de experimentos que prueban, no solo la capacidad del ser humano de comunicarse y de obtener información a distancia, sino del efecto telosomático que produce en otros seres vivos; es decir, del efecto mensurable y repetible que produce en el cuerpo de otro ser vivo. Por ejemplo, el estudio del cardiólogo Randolph Byrd en 1988 y publicado en el Southern Medical Journal sobre el efecto de la oración en pacientes en un hospital, o los experimentos de Cleve Backster con las plantas entre los años 60 y 90. 

De manera que, podemos afirmar que todo pensamiento, percepción, sensación, imagen, cuerpo físico, estructura energética… genera ondas informacionales que se propagan por el campo universal de información, interfieren con las generadas por otros seres o entidades y crean una estructura holográfica que guarda la experiencia y que los seres inmersos en ese campo pueden captar. Así, el cuerpo-mente-conciencia accede a información que va mucho más allá de la información que llega por los órganos sensoriales, ya que puede estar en contacto con casi cualquier parte del universo, y puede ser “in-formado” e informado por objetos tan pequeños como una partícula o tan grandes como una galaxia. La información puede alcanzar el cuerpo-mente-conciencia desde casi cualquier parte o aspecto del universo. Además, esos paquetes de información pueden tornarse dinámicos y crear información nueva.

Es importante tener en cuenta que la conciencia no constituye un fenómeno exclusivamente humano. La conciencia y la consciencia forman parte de la vida y se extienden a lo largo y ancho del planeta en multitud de formas y experiencias. Tendemos a creer que la consciencia es un fenómeno del cerebro, pero no hay evidencia clínica ni experimental al respecto, lo único que se ha demostrado es que la función cerebral y el estado de consciencia están correlacionados, y que cuando cesa la primera, la consciencia también lo hace la mayor parte de las veces, ya que, existen excepciones en los cientos de casos documentados de experiencias cercanas a la muerte, como los de Moody, Ring o Sabor. De estos y de los experimentos realizados por varios investigadores como Jacobo Gringberg-Zylberbaum, Peter Fenwick, Radin y Rebman, se sabe que la conciencia es no local y trascendente, y este principio se puede aplicar a todas las especies del planeta.

Resumiendo, la Comunicación Animal y a distancia es posible por el simple hecho de que todos los seres vivos forman parte de ese campo universal de información, en el cual, toda la información generada por cada ser, entidad o conciencia permanece codificada en el mismo, y puede ser descodificada, de igual manera, por cualquier ser, entidad o conciencia que forme parte de dicho campo.


“No hay fenómenos sobrenaturales o no naturales, solo grandes vacíos en nuestro conocimiento de lo que es natural”.
Dr. Edgar Mitchell (1930-2016), astronauta del Apolo 14 y sexto hombre en pisar la luna.



Artículo escrito por Natalia Ruiz de Olalla®. Puedes divulgar el contenido de este artículo siempre que hagas referencia a su autora y a su web.
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